En la actual era digital, las herramientas de inteligencia artificial (IA) han revolucionado la forma de crear contenido. Sin embargo, esto ha suscitado un debate intrigante: ¿pueden nuestros textos mantener su esencia humana en un mundo facilitado por algoritmos? La autora Margarita María Baena Restrepo reflexiona sobre este dilema complejo y contemporáneo. La escritora inicia su artículo con un relato personal que resuena con muchos: la sorpresa y la incredulidad de quienes creen que un texto bien estructurado es imposible de ser creado por un humano. Esta percepción errónea, según la autora, refuerza una tendencia insidiosa de sospecha hacia la calidad del trabajo humano. La noción de que un texto huele a IA sugiere que se percibe como artificial, frío y falto de alma. En respuesta, Baena argumenta que escribir efectivamente con IA no capitula al uso indiscriminado de estas herramientas, sino que requiere un proceso reflexivo profundo. Es un acto colaborativo entre la creatividad humana y el soporte inteligente de la tecnología. La autora explica cómo, a pesar de apoyarse en diversas herramientas como Perplexity, NotebookLM y Grok, cada paso sigue siendo una expresión palpable de su esfuerzo intelectual. Escribir bien implica pensar con rigor, ordenar ideas y buscar conceptos, desmitificando así la creencia de que la IA puede sustituir el ingenio humano. Baena también menciona cómo se ha instaurado lo que ella describe como un “analfabetismo moderno”, en el que se subestima el esfuerzo detrás de un texto bien hecho. El autor reflexiona sobre cómo la tecnología puede estar socavando la autovaloración de los escritores, ya que la inteligencia artificial, lejos de ser su competidor, debería ser vista como una extensión de su capacidad creativa. Al concluir, la autora nos invita a reflexionar sobre el valor del trabajo humano frente a las herramientas digitales. No se trata solo de la calidad del producto final, sino del proceso en sí. Frente a este marco, sugiere que, como escritores, debemos valorar tanto nuestro esfuerzo como la inteligencia asistida, reconociendo que un buen texto es fruto de un esfuerzo combinado. Ante el creciente uso de herramientas de IA, el mensaje es claro: escribir sigue siendo un arte, y nosotros, como creadores, debemos asegurarnos de que nuestras obras resuenen con nuestra voz propia, manteniendo su esencia humana. La autora cierra su discurso con una invitación a adoptar una actitud crítica hacia la escritura digital, al tiempo que se fomenta el pensamiento crítico y se espera que la creatividad humana prevalezca. Para aquellos interesados en explorar más sobre el impacto de la IA en nuestra vida diaria y profesional, se recomienda revisar el artículo completo de Margarita María Baena Restrepo en LinkedIn.